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lunes, 24 de noviembre de 2008

Gilberto Giménez: “Materiales para una teoría de las identidades sociales”

Reporte de lectura

Por Armida León

Gilberto Jiménez en este artículo tiene por objetivo “reconstruir – mediante un ensayo de homologación y de síntesis - los lineamientos centrales de la teoría de la identidad, a partir de los desarrollos parciales y desiguales de esta teoría esencialmente interdisciplinaria en las diferentes disciplinas sociales, particularmente en la sociología, la antropología y la psicología social” [1]

Resumen
La teoría de la identidad ha vuelto con brios debido a la revaloración del retorno del sujeto y la propagación de los movimientos sociales y los particularismos étnicos. Esta teoría se basan en tres criterios básicos: una red de pertenencias sociales; de atributos distintivos y una identidad biográfica o memoria colectiva.

Introducción
El concepto de identidad es relativamente nuevo, dice el autor, sin embargo, se ha vuelto a reactivar debido al surgimiento de movimientos sociales que lo han utilizado de bandera, debido a la globalización y el neolocalismo, por la transnacionalización de las franjas fronterizas, han reforzado su pertinencia.

Identidad como distinguibilidad
Para que las personas puedan ser distinguidas de los demás, se requiere necesariamente ser reconocido por los demás, ya que las personas están ungidas de una identidad numérica y cualitativa, que se manifiesta en procesos de interacción y comunicación social, que derivan en un reconocimiento social.

Una tipología elemental.
Alberto Melucci distingue cuatro configuraciones:
“1) Identidades segregadas, el actor se identifica y afirma su diferencia independientemente de todo reconocimiento por parte de otros.
2) Identidades heterodirigidas, cuando el actor es identificado y reconocido como diferente por los demás.
3) Identidades etiquetadas, el actor se autoidentifica en forma autónoma, aunque su diversidad ha sido fijada por otros.
4) Identidades desviantes, en cuyo caso se adhiere a normas y modelos que proceden de afuera, de los demás…[2]”.

Una distinguibilidad cualitativa,
requieren de elementos diferenciadores o diacríticos, se destacan:
La pertenencia a una pluralidad de colectivos, es la que define y constituye la identidad personal. Involucra la adherencia de la personalidad individual a una colectividad, la cual provoca un sentimiento de lealtad.
Presencia de un conjunto de atributos idiosincrático o relacionados, son matices de su identidad, funcionan como cualidades de su personalidad, suelen ser estereotipos ligados a prejuicios sociales.
Una narrativa biográfica que recoge la historia de vida y la trayectoria social de las personas, en este horizonte de intimidad se produce la autorrevelación recíproca. Esta narrativa “reconfigura una serie de actos y trayectorias personales al pasado para conferirle un sentido” [3].

¿Y las identidades colectivas?
Algunos autores sostienen que el concepto de identidad sólo puede concebirse como atributo de un sujeto individual. Sin embargo, el autor, considera que es posible pensar en una identidad colectiva, siempre y cuando se tome en cuenta como autores colectivos propiamente dichos (minorías étnicas y raciales, etc.). Gilberto Giménez especifica algunas proposiciones indiscutibles que se deben tomar en cuenta, para evitar malentendidos: Sus condiciones sociales de posibilidad son las mismas que las que condicionan la formación de todo grupo social. No implican en absoluto que éstas se hallen vinculadas a la existencia de un grupo organizado. La identidad colectiva no es sinónimo de actor social. No todos los actores de una acción colectiva comparten el mismo grado de representaciones sociales. Suelen constituir uno de los prerrequisitos de la acción colectiva. “Las identidades colectivas no tienen necesariamente por efecto la despersonalización y la uniformación de los comportamientos individuales” [4].

La identidad como persistencia en el tiempo.
Otra característica básica de la identidad es su capacidad de perdurar en el tiempo y en el espacio. Se presenta como igualdad o coincidencia consigo mismo. El autor considera que corresponde a un proceso evolutivo, siempre abierto, nunca definitivo ni acabado. Tomando en cuenta la tesis de Fredrik Barth quien señala que la identidad se define por la persistencia de sus límites, y no tanto por el contenido, lo que significa que “las características culturales de un grupo, pueden transformarse con el tiempo sin que se altere su identidad” [5]. Giménez ejemplifica dicha cualidad con los fenómenos de aculturación o de transculturación, señala que no implica una perdida de identidad, sino solo su restructuración adaptativa. Este cambio puede ser a través de una transformación o una mutación.

La identidad como valor
La identidad se halla siempre dotada de cierto valor para el sujeto, y esto ocurre debido a que “la identidad es el valor central en torno al cual cada individuo organiza su relación con el mundo y con los demás sujetos. Asimismo implica la búsqueda de una valoración de sí mismo con respecto a los demás” [6].

La identidad y su contexto social más amplio.
Las identidades sociales demandan de una estructura de interacciones estables, mundos familiares, un espacio conocido en común y dado por hecho, que les permitirá regular su identidad y sus diferencias, que “proporcionan a los actores un marco cognitivo y normativo capaz de orientar y organizar interactivamente sus actividades ordinarias” [7]. Estas relaciones se encuentran inmersas en cada uno de los diversos campos sociales en los que el actor se mueve.

Utilidad teórica y empírica del concepto de identidad
Algunos autores, como J.W. Lapierre, consideran que solo describe un objeto de investigación, pero no le dan la posibilidad de explicar nada. El autor, considera que tiene la facultad de entender mejor la acción y la interacción social. Para A. Pizzorno “comprender una acción significa identificar su sujeto y prever su posible curso” [8]. Además el concepto de identidad ha podido ayudar a entender e interpretar los conflictos sociales, bajo la creencia de que en lo profundo del conflicto se oculta invariablemente un problema de identidad. Las virtudes heurísticas también han dado un nuevo sesgo a los estudios regionales, los estudios de género, los movimientos sociales, los conflictos raciales, etc.

En mi opinión los estudios que se realizan sobre las identidades, en el cual nuestro autor ha contribuido, ayudan a comprender mejor muchos los acontecimientos que están ocurriendo o podrían surgir debido a la globalización. Proporcionan una perspectiva más completa sobre los actores que participaron y los motivos que dieron origen a dichos conflictos.

[1] Gilberto Giménez, “Materiales para una teoría de las identidades sociales”, Frontera norte 9, núm. 18 (julio-diciembre 1997), p. 2. En http://www.laramabiblioteca.com.ar/transforcurr/GIMENEZ%20Materiales%20para%20una%20teor%A1a%20de%20las%20identidades%20sociales.pdf.
[2] Ibíd., p. 3.
[3] Ibíd., p. 4.
[4] Ibíd., p. 8.
[5] Ibíd., p. 9.
[6] Ibíd., p. 10.
[7] Ibíd., p. 11.
[8] Ibíd., p. 13.

1 comentario:

ezki dijo...

excelente material, soy estudiante de la uabc tambien, pero en ensenada, estudio sociologia, que buena sorpresa encontrar este blog. saludos!