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lunes, 1 de diciembre de 2008

¿Aquí empieza [o termina] la patria?: el Muro Fronterizo como patrimonio cultural en Tijuana, un espacio de experiencia, memoria e identidad.

Por David Díaz Villanueva y José Roberto Cabrales Carrizales

Introducción

Referir a una “Valla Metálica”, la que cotidianamente forma parte del paisaje de Tijuana y de otras ciudades fronterizas del norte de México, es pensar en el hecho de dos naciones separadas en un sentido político, económico y cultural. Este pequeño artículo se centra en el análisis de la presentación del muro fronterizo como Patrimonio Cultural de Tijuana, específicamente el sitio frente al aeropuerto en la delegación de Otay, y en ello se discute acerca de lo que en la franja fronteriza se puede considerar como patrimonio. Dentro de un área específica del muro fronterizo, en alrededor de 2.5 Km., puede dejarse ver mediante prácticas dotadas de sentido la forma en que el pensamiento relacionado a un fenómeno social como la migración ha dado origen a actitudes simbólicas frente a una imposición unilateral como lo fue y lo es la construcción de la valla metálica, que a partir del año de 1994 se erigió por parte del gobierno norteamericano, bajo la operación denominada Gatekeeper.

La escuela de humanidades ha sido participe en distintos momentos de la experiencia dirigida a salvaguardar la herencia cultural del estado de Baja California. En particular las cuestiones relativas al patrimonio cultural de nuestra región, sea este tangible e intangible. Esta contribución de la UABC hacia la sociedad pretende el reconocimiento social del patrimonio cultural de las localidades bajacalifornianas, esperando de ello crear un punto de cohesión social y una afirmación en la construcción de identidades, específicamente en este caso de la franja fronteriza.

Descripción del patrimonio elegido: El muro como límite y metáfora; una frontera latente descrita

El muro fronterizo contiene rasgos distintivos, enuncia en primer lugar, la separación física entre un estado y otro, en un sentido formal político. Ello, quede en claro, es insuficiente para alcanzar la complejidad que conlleva el pensar la franja fronteriza en términos históricos. Podemos aludir a lo que sucede “detrás” de ese muro, por ejemplo los dispositivos de vigilancia permanente a partir del Gatekeeper, o en el caso mexicano, nos preguntamos ¿Qué fenómenos se ponen de manifiesto en este lado, el lado mexicano de la frontera, y en especifico, que sucede en este sitio considerado por nosotros como bien patrimonial? en menos de 20 años un espacio especifico de 2.5 Km se han desarrollado ciertas particularidades, conformando un entorno simbólico que remite directamente al limite cultural e histórico entre una nación y otra, ¿pero que recrea este entorno? Un espacio cuya construcción cargada de simbolismo da sentido primeramente al discurso propiamente del límite, y posteriormente a las tensiones o problemas que se crean a partir de él.

Un ejemplo de ello, son las cruces, representando la muerte en una difícil condición histórica de las sociedades de los países como México; de sociedades que no alcanzan pleno desarrollo, en el sentido más amplio y específico que se piense: económico y político. Fenómeno donde el foráneo cuya identidad esta completamente desarraigada del territorio en el que incursiona, pretende alcanzar un sueño, idealizado bajo el referente estadounidense; sin embargo, lo único que se puede asimilarse en el sitio es una experiencia latente, inevitablemente ha ocurrido este fenómeno y esta ocurriendo, las cifras de muertes muestra lo recurrente de esta situación histórica. Pudieron ser algunas de 1994 o igual del 2008, lo latente en un contexto experimentado, no puede ser otra cosa sino objeto de la memoria colectiva, la conciencia histórica, la identificación y la difusión cultural de este patrimonio de la valla metálica, un sitio simbólicamente dramático y expresivo.

El muro fronterizo ubica espacialmente una realidad específica. El lugar de nuestro interés está en la calzada del aeropuerto internacional de Tijuana, el cual enuncia el contraste interestatal internacional ante la posible y aparente indiferencia. Aquí radica la importancia y pertinencia de la franja fronteriza como objeto de estudio. Lo primero que encontramos es una carretera que acompaña la valla metálica.[1]

Aparentemente configura un espacio carente de sociabilidad. De hecho, y a simple vista, puede ser caracterizado el espacio circunscrito al aeropuerto como un rincón más de los que pertenecen a los confines del norte mexicano, pareciera propio de la geografía política de las ciudades fronterizas grandes, tal como el caso análogo de Ciudad Juárez. Sin embargo, podemos percatarnos de la viveza que permea en el espacio frente a la valla metálica; Muro manifestando signos de lo vivido como sociedad fronteriza. A lo largo de él, podemos recorrer en la carretera ya mencionada, desde las cruces, ataúdes simbólicos, altares de muertos permanentes, arreglos florales propios de actos fúnebres, grafitos de protesta, pinturas murales, hasta estadísticas denunciantes de las cifras de pérdidas humanas en el complicado y por demás conocido cruce hacia obtener el ansiado sueño americano. Asimismo pinturas de banderas internacionalesy consignas que hacen referencia a la actualidad y actitud política mundial, implícito en ello, la presencia de activismo de grupos específicos anarquistas, zapatistas, e incluso miembros de la APPO.[2] Al mismo tiempo su contraparte, el discurso “integracionista” de la tercera nación, el cual ha dado, para el frente del aeropuerto un paisaje artístico-comercial en búsqueda de lograr una imagen decorosa de lo posible en Tijuana, en términos de artístico-turísticos. Sin embargo, lo inaudito sale a relucir.

El muro y las voces sepultadas en el material metálico cercan en la geografía de la franja fronteriza y de este lugar específico, el final de las vidas que tuvieron origen en tan distintos lugares. Un lamento quizás por una cruz, y por la muerte penetrando del norte hacia Tijuana, México e incluso por toda Latinoamérica. Este sitio constituye una sombra del esqueleto migratorio, que de cuyo desenlace brota una historia muy particular, así como dramática, expresiones de sueños rotos, que al final de cuentas hablan de la peor de las experiencias: la muerte. Simultáneamente, ésta como la peor de las expectativas experimentadas en torno al fenómeno migratorio.

El muro ofrece una forma de comunicarse mediante la imagen de aquel sitio, el espacio que ocupa y cómo este es producto de una construcción social cuyo discurso manifiesta en escala local y nacional en aquello a lo que habríamos de poner atención especial a aquellos signos dotados de sentido. El muro como objeto, materialidad de una representación, plasma una temporalidad que se refiere directamente a una historia, edificada a partir de pensamientos de la realidad que se transmiten mediante múltiples discursos elaborados simultánea y continuamente. Muchos de ellos manifiestos en el muro, tienen la intencionalidad práctica de construir una noción de realidad para el conjunto social al que pertenecen.

El devenir histórico de la franja fronteriza mexicana y su relación con lo Estados Unidos

La matriz de todo problema que nos sea coetáneo en torno a la relación con los Estados Unidos, es, con sus matices posibles, la guerra con Estados Unidos.[3] Lo posterior es impronta de los arreglos inter-nacionales en relación a la herencia delegada de ello. La historia del norte mexicano, de algún modo, es la del sur-oeste norteamericano. Pensar en antecedentes de nuestro encuentro fronterizo, es imaginar temporalmente un espacio y una representación determinada por su historicidad. Por un lado es, en terreno positivo, causa norteamericana[4] e interna [mexicana][5]: El crecimiento y expansión gradual de Estados Unidos en el siglo XIX frente a la larga lucha mexicana por dominar en su totalidad el territorio son razones suficientes para empezar a entender la complejidad de las relaciones históricas entre naciones.

Finalmente, todo acuerdo es eminentemente político. La influencia político-cultural se ha hecho cada vez más notoria sobre espacio mexicano, en consideración con el territorio abarcado por la franja fronteriza. Así por ejemplo el régimen de libre importación actual en el norte, tiene referentes en el siglo XIX y toma forma en toda la zona fronteriza con Estados Unidos en 1885.[6]

El modelo liberal exitoso del siglo XX, se construye con la formación como sólido ente político y económico de los Estados Unidos. El contacto e influencia de estados unidos, luego de la guerra y el consecuente nuevo orden fronterizo, es claro y evidente. El desarrollo del capitalismo norteamericano ofrece un horizonte específico para la incipiente nación mexicana[7]. Durante el XIX el norte mexicano tiende a relacionarse económica y socialmente con el ahora poderoso vecino del norte, ello tiene efectos determinantes en las pequeñas economías locales del norte mexicano que hasta ahora observamos como reflejo[8]. El arraigo social y dependencia económica es, en claro, profunda, no solo en lo ideológico, sino en lo material. En el mismo tenor, la activa participación del norte mexicano durante la revolución mexicana, pone de manifiesto el papel del gobierno estadounidense aunado al negocio del suministro activo armamentista de origen norteamericano en el norte mexicano.

La expansión de la economía norteamericana luego de la primera guerra mundial ofrece para la primera mitad del XX mexicano posibles escenarios económicos atractivos para la zona fronteriza, el sector terciario es el primordial en adelante para ciudades ya un tanto definidas en parte por efectos de la Ley Seca en Estados Unidos que verían reflejada su dependencia del coloso norteamericano.[9] El gobierno federal en parte por el difícil decenio 1930, define nuevamente las relaciones bajo régimen de zona libre, específicamente en 1937. Incluso desde nuestra esfera espacial este régimen promovió el contacto con Estados Unidos de manera evidente.[10]

1970 es un tiempo importante para las economías de mercado desarrolladas, las cuáles aprovechan las condiciones que la división social del trabajo en el mundo permite. Las maquiladoras ofrecen la opción de alcanzar mano de obra rentable para la industria. El norte mexicano fue el caso específico. El sector terciario continuó siendo atractivo aunque no de manera igual a los años veinte. América latina llega al punto extremo de agotar el mercado financiero mediante préstamos que prometen dólares de petróleo. La crisis financiera mundial tiene repercusiones serias a nivel nacional.

Una parte de la frontera norte de México se mantiene a raya con la economía norteamericana. Esto es factor de influencia norteamericana sobre el pensamiento colectivo acerca de su realidad y su poderío. Hasta 2001, ese referente continuaba aunque ya no con la consistencia de décadas atrás. La declinación de la supremacía de estados unidos en el mundo puede matizar la idea de la influencia sobre México. En definitiva la ligazón con Estados Unidos económicamente y finalmente a la usanza cultural-política en nuestro tiempo es más profunda que lo que manifiesta esta síntesis. Un elemento destacable para la franja fronteriza actual es el índice significativo de mexicanos provenientes de distintas partes de México integrados en la complejidad de la región fronteriza.

¿Por qué patrimonio?


Hablar de patrimonio cultural implica hablar de usos y significados sociales, así como de una vinculación directa desde el presente hacia el pasado. La legitimización del patrimonio cultural se fundamente en una versión de pertenencia de una colectividad hacia una historia en común.

Con ello se rescata la memoria, y la participación simbólica latente de aquellos cuya su aparente perdida deja un vestigio material en un sitio, no solamente dejando referencia sobre las identidades de a quienes pertenecen esas cruces, sino también dejando testimonio histórico de un fenómeno social cuyas dimensiones oscilan desde lo nacional hacia lo local, de lo local a lo internacional, o como quiera que sea el orden de las relaciones sociales que se representan socialmente mediante el muro fronterizo.

Fundamentalmente es un vínculo directo entre presente y pasado, en un marco espacial que da referencia a la condición histórica del fenómeno específico de la migración. Sin duda la experiencia que podemos percibir a través del muro se nos presenta muy viva, no solamente por la problemática migratoria actual, sino por el hecho de que este sitio forma parte del itinerario obligado de muchos visitantes extranjeros y nacionales, ya sea por la cercanía al aeropuerto internacional de Tijuana, o simplemente por tener que pasar y conocer (aunque sea incluso para continuar una rutina) aquel sitio de las cruces sobre el muro, tal vez por ello, y especialmente por falta de consideración de la memoria histórica en la comunidad de Tijuana hacia el muro, y los fenómenos históricos que se reflejan en él, deseamos presentar este sitio como bien patrimonial dentro de la franja fronteriza.

Depende de nosotros cómo frente a una memoria local viva y en un lugar que nos es común, qué recuerdos nos son posibles de una manera legítima en términos históricos y desde una posicionamiento crítico, alejado del espíritu de lucro y del febril orgullo nacionalista, buscando un lugar para las historias individuales que forman parte de la historia de una sociedad específicamente colectiva, en sus referentes económicos, políticos y culturales. Percibiendo con ello, que no todo patrimonio es motivo de orgullo, o de destinos turísticos de placer, y confirmando que la historia y la memoria de los pueblos es el único objeto legitimo para que exista una conciencia histórica mediante el patrimonio cultural.

¿Por qué es significativo este bien patrimonial en Tijuana?

Parece que algo tan obvio, como este sitio que nos es contemporáneo forma parte más del olvido, que del recuerdo y la memoria. La construcción de la valla metálica que a partir del año de 1994 se implemento por parte del gobierno norteamericano bajo la operación denominada Gatekeeper, ha sido matriz de distintas experiencias socioculturales. Sin duda la experiencia que podemos percibir a través del muro en este sitio de símbolos se nos presenta muy viva, no solamente por la problemática migratoria actual, sino por el hecho de que este sitio forma parte del itinerario obligado de muchos visitantes extranjeros, nacionales, o habitantes propios de Tijuana, ya sea por su contacto cotidiano a la zona aledaña al aeropuerto internacional Tijuana, o simplemente por conocer el sitio que traza el limite entre un estado y otro, tal vez por ello, y especialmente por un poco de falta de consideración de la memoria histórica de la comunidad de Tijuana hacia el propio muro y los fenómenos históricos que se reflejan en él, deseamos presentar este sitio como bien patrimonial dentro de la franja fronteriza. Rescatando con ello, la memoria y la participación simbólica latente de aquellos cuya aparente perdida deja un vestigio material en un sitio, dando referencia no solamente las identidades de a quienes pertenecen esas cruces, sino dejando testimonio histórico de un fenómeno social cuyas dimensiones oscilan desde lo nacional hacia lo local, de lo local a lo internacional, o como quiera que sea el orden de las relaciones sociales que se representan socialmente mediante el muro fronterizo, en ello su alto valor de significación.

† Gatekeeper 1994: patrimonio tangible, espacio latente

En el año de 1994 el gobierno de los Estados Unidos implementa un programa denominado Operación Guardián de la Puerta, cuyo principal objetivo es imposibilitar en la medida de lo posible el acceso ilegal de extranjeros, como el caso de los mexicanos y centroamericanos primordialmente. Una de las más destacadas y visibles medidas fue la edificación de un muro fronterizo, que materializa una experiencia de separación, de límite, en lo político, cultural y económico. Sin embargo a pesar de la vigilancia permanente en la línea divisoria parece carecer de eficacia frente al poderoso flujo migratorio, el cual ha dejado como resultado dos fundamentales condiciones. Por un lado las condiciones económicas en un sentido optimista para la economía mexicana, con la importancia del mercado de remesas, siendo de gran peso para la sociedad mexicana, a finales del siglo XX.

Por otra parte hay la necesidad de recalcar una parte de la historia que no remita a gloria, ni a orgullo; sino a un palpitar constante en una cultura especifica, con sus manifestaciones que le son posibles, siendo estas complejas, pero fundamentalmente llenas de expectativas relacionadas con experiencias personales, y que al final de cuentas creen una historia para la sociedad misma. La memoria sirve en este caso para no olvidar lo que pensamos ha ocurrido en este sitio, en esta frontera latinoamericana.

Se dice que Latinoamérica empieza a partir la frontera norte de México, y que esta distancia entre estas naciones latinoamericanas y Estados Unidos, es causada objetiva y políticamente, mediante la estrategia norteamericana de distanciarse de la nación mexicana, lo cual se manifiesta como un flagrante acto discriminatorio y excluyente, disfrazado bajo el discurso de seguridad nacional norteamericana. El objeto que se compone de metal de la guerra del golfo, y que se erige como paisaje en Tijuana y el resto de la frontera norte mexicana, fue primero una barrera, antes de ser interpretada, como objeto de representación, y como espacio apropiado aun en distintas direcciones. Por un lado, la aparición de las cruces y el activismo como manifestaciones sociales sobre el fenómeno migratorio u otras causas internacionales, y posteriormente, utilizando el atractivo del sitio para comercializar en él, una condición de arte. Finalmente entendemos el muro fronterizo como un espacio altamente significativo dotado de historicidad, en sus complejas relaciones entre sujeto con su entorno, en su territorio.
Fin.














[1] Calzada Aeropuerto, Tijuana Baja California.
[2] México, Cuba, Venezuela, Haití, Colombia, Iraq y Palestina. . .
[3] “está enmarcada dentro del proceso de formación nacional de ambos países […] la guerra fue causada por estados unidos como una alternativa para resolver la vital contradicción de su proyecto a surgir como país independiente: crear un nación a partir del Estado. México se vio imposibilitado par responder a los problemas que condujeron a la guerra porque estaba en proceso de resolver el problema toral heredado de la revolución de independencia: consolidar el Estado que se adaptara a la nación. Pero la guerra contribuyó, aunque traumáticamente, a que se acelerara el proceso de solución de los respectivos problemas. La guerra civil, en estados unidos, definió un solo proyecto nacional, mientras que la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa, en México, decidieron la conformación del Estado” Ma. Esther Schumacher (compiladora), Mitos en las relaciones México-Estados Unidos, SER, FCE, México DF., 1994, p. 112 y 154
[4] Frederick Jackson Turner, La frontera en la historia americana, cap. "El significado de la frontera en la historia americana", (Madrid: Ediciones de Castilla, 1961), p.187-207
[5] Manuel Ceballos Ramírez, coordinador, Encuentro en la frontera : mexicanos y norteamericanos en un espacio común, (México; Colegio de México, Colegio de la Frontera Norte, Universidad Autónoma de Tamaulipas, 2001, p.19-51
[6] Rodolfo Cruz Piñeiro, La fuerza de trabajo en los mercados urbanos de la frontera norte, (El colegio de la frontera norte, Departamento de Estudios de Población, Cuadernos, Tijuana Baja California, 1992) p.20
[7] Rafael M.Rodríguez, Compilador, 1848-1998, génesis de una frontera, (Tijuana BC; Arquetipos Editores, 1998, p.26-30 y 79-83
[8] Rodolfo Cruz Piñeiro, p.20
[9] Rodolfo Cruz Piñeiro, p.20
[10] Rodolfo Cruz Pineiro, p.21

Bibliografía
Samaniego López , Marco, Ríos Internacionales entre México y Estados Unidos,(Mexicali: COLMEX-UABC, 2006.)
Rodolfo Cruz Piñeiro, La fuerza de trabajo en los mercados urbanos de la frontera norte, (El colegio de la frontera norte, Departamento de Estudios de Población, Cuadernos, Tijuana Baja California, 1992).
Morales Moreno, Luis Gerardo, comp. Historia de la historiografía contemporánea: ( de 1968 a nuestros días). México. Instituto Mora. 2005
Rafael M.Rodríguez, comp., 1848-1998, génesis de una frontera, (Tijuana BC; Arquetipos Editores, 1998.
Gímenez Gilberto, (2003). "El debate sobre la prespectiva de las Ciencias Sociales en los umbrales del nuevo milenio", Revista Mexicana de Sociología, Vol. 65, No. 2)
Manuel Ceballos Ramírez, coord., Encuentro en la frontera : mexicanos y norteamericanos en un espacio común, (México; Colegio de México, Colegio de la Frontera Norte, Universidad Autónoma de Tamaulipas, 2001.
Frederick Jackson Turner, "El significado de la frontera en la historia americana", La frontera en la historia americana, (Madrid: Ediciones de Castilla, 1961)

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy buen ensayo